05 Octubre 2024

El poder de la música

¿Puede la música que escucho moldear mi manera de sentir y pensar?

No cabe duda alguna de que la música despierta, mueve y altera nuestra área emocional. Pues la música se ha transformado en el lenguaje de nuestras emociones. La música se compone en base a ideas, conceptos, experiencias, sentimientos y emociones, ya sea música cantada o instrumental, ambas expresan un mensaje, porque toda la música comunica un mensaje.

Es así como podemos apreciar que la música no solo tocará nuestras emociones, sino que también educará nuestro intelecto. En otras palabras, la música toca el corazón, pero también toca la mente. Toca el corazón porque, metafóricamente hablando, el corazón es el centro de nuestros sentimientos, y toca la mente porque, conceptualmente hablando, la mente es el centro de nuestros pensamientos.

La música es un diálogo entre el corazón y la razón. La música, entonces, no solo cumplirá con el propósito de emocionarnos, también cumplirá con el propósito de educarnos.

La música desde la ciencia

Desde el área de la ciencia y de los experimentos neurocientíficos que se han llevado a cabo con la música, el neurocientífico, músico y profesor de psicología de la música, Stefan Koelsch de la Freie University de Berlín, lo explica de esta manera en una entrevista realizada por Eduard Punset:

“La música tiene esa capacidad de ayudarnos a cambiar nuestro estado de ánimo, si lo deseamos. Desde la neurociencia sabemos que la música es muy poderosa a la hora de activar cada una de nuestras estructuras emocionales en el cerebro. Cuando llevamos a cabo experimentos neurocientíficos, vemos que podemos modular la actividad en prácticamente cualquier estructura cerebral emocional gracias a las emociones que despierta la música. Esto significa que la música es capaz de evocar el núcleo mismo, el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional”.

La música es una sucesión de señales acústicas que nuestros oídos recogen y envían al cerebro; allí se decodifican y se les da significado. Pero, para ello, el cerebro tiene que involucrar a las emociones, una de las más importantes encargadas de convertir el sonido en algo comprensible.

Un ejemplo es el cine, que dirige nuestras emociones a la escena que estamos presenciando. Una escena entre un hombre y una mujer que se miran, con una música suave y armónica, nos hará sentir que es una escena romántica; sin embargo, la misma escena con una música disonante y con tensión armónica, nos hará sentir que es una escena peligrosa.

Entonces… ¿puede la música que escucho moldear mi forma de sentir y pensar? La respuesta es ¡Sí! Definitivamente.

La música y su influencia en el comportamiento humano

Una de las razones por las que la música es tan apreciada por los seres humanos es porque expresa una sorprendente variedad de emociones, entre alegría, soledad, paz, pena, amor, inquietud, dolor, lamento, esperanza, por nombrar algunas. Podríamos decir que para cada emoción hay una composición. Hagamos lo que hagamos, estemos donde estemos, siempre nos vamos a identificar con alguna obra musical. Siempre nos vamos a encontrar a nosotros mismos ahí.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que cada emoción nos moverá de un modo diferente a la acción. Nuestras decisiones y acciones están profundamente relacionadas con nuestros sentimientos y pensamientos.

A diario, en nuestra sociedad nos encontramos con conductas de descontrol de impulsos, que en definitiva es un descontrol emocional. La música, por lo tanto, juega un rol crucial, porque afecta directamente el nivel psicofisiológico de la persona, es decir, no solamente influye en su mente y en sus emociones, sino también en la función de su organismo en general.

En definitiva, gracias al poder modelador que tiene la música y gracias a los matices emocionales que ella despierta en el ser humano, podremos ser conducidos hacia conductas adecuadas, como también hacia conductas inadecuadas.

Debemos ser conscientes de que la música, además de emocionarnos, también nos instruye. Sin embargo, algo aún más relevante es que la instrucción que nos provee la música es mucho más impactante y efectiva en nuestras vidas debido a que está ligada a nuestras emociones.

La conexión emocional que tenemos con ella permite que nuestra mente se abra con mayor facilidad a su enseñanza. Así, la música se convierte en una maestra que sabe expresar muy bien lo que estamos sintiendo y, por lo tanto, nos identificamos con ella. Esa conexión emocional finalmente facilita que nuestra mente se disponga a aprender a través de ella.

En conclusión

La música es poderosa. Abre la puerta de todo nuestro mundo emocional y modela nuestra forma de sentir y de pensar. La música es un lenguaje que comunica un mensaje capaz de influir tanto en el ser como en el hacer del oyente.

Reflexiona en lo siguiente: Si la música tiene el poder inherente de influir tan efectivamente en nuestro estado de ánimo y de instruir nuestro intelecto, ¿puede la música afectar de manera negativa la conducta humana si se usa de forma inadecuada?

Por Romina Santana
Musicóloga, cantautora y ministra de alabanza
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